Los sujetos que tendrían en sus manos al país carecen de experiencia en los negocios y tienen la cabeza llena de falsas ideas y supersticiones sobre la producción y las ganancias
Varios empresarios --y es muy importante que la mayoría lo haga--, están advirtiendo a su personal lo que es una terrible realidad: si ganan los comunistas en marzo, el empleo en el país y sus empresas o se verá reducido de manera drástica, o se desploma. Una cosa son las promesas del charlatán que sirve de piel de oveja a los lobos y otra lo que va a ocurrir: la inmediata desconfianza, la paralización de las inversiones, el miedo de la gente, lo de "esperar hasta que veamos claro" que haría presa del país. De inmediato se afectarían gravemente el movimiento comercial y los niveles de empleo.
Aunque la gente olvida lo que sufrió antes, ya pasamos por una crisis similar, cuando Duarte y un grupo de sus secuaces llegaron al poder: en seis meses la mitad de los trabajadores había perdido su empleo, lo que en parte provocó el gran éxodo hacia Estados Unidos. La gente salió más por el descalabro económico provocado por "las reformas estructurales" de ese individuo, que por las matanzas y depredaciones de las bandas terroristas, entonces como ahora manejadas por los mismos cabecillas.
Pocos negocios tienen los recursos y las clientelas que les permitan sobrevivir la doble debacle provocada por la crisis mundial y el colapso de la confianza empresarial al ver a los otrora guerrilleros instalándose de por vida en los mandos estatales. Los sujetos que tendrían en sus manos al país carecen de experiencia en los negocios y tienen la cabeza llena de falsas ideas y supersticiones sobre la producción y las ganancias, sufren de graves complejos sociales y, lo que es todavía peor, odian ciegamente sin que haya causa para ello. El desastre de meter a un búfalo enfurecido en una tienda de porcelana ("a mad bull in a china shop") es el escenario que podemos anticipar.
Al votar, piensa en la comida de tu familia
El charlatán que se está prestando para que pueda ocurrir tal catástrofe, quien tampoco manejó en su vida siquiera un pequeño negocio (el de las tarjetas topadas y los hijos en abandono) promete, y lo promete todo, entre ello crear centenares de miles de nuevos empleos.
Piénsese en lo que ofrece, comenzando porque no da detalles de la clase de empleos que generaría, quiénes van a administrar esas empresas, de dónde sacará el dinero (pues tanto Chávez como las FARC están casi en bancarrota) y cuáles son los mercados (en medio de una depresión mundial) donde se vendería lo que esas flamantes fábricas, sembrados y negocios producirían. Para comenzar, construir una bodega tarda seis meses sólo en obtener los permisos y muchos más para ponerla en funcionamiento.
¿Qué hará la gente mientras los nuevos negocios que prometen los rojos entran en funcionamiento? ¿O es que tienen una varita mágica para hacer el milagro en 24 horas? Y si tienen la varita, ¿cuál es la razón de no usarla en los municipios que controlan, donde los únicos nuevos negocios son prostíbulos y chupaderos?
Pensemos en un negocio relativamente fácil de instalar, un comedor o pequeño restaurante. ¿Podrán sus dueños y, por consiguiente, sus empleados sobrevivir a la baja en las clientelas que provocaría un régimen rojo? ¿Quién pagará alquileres, compra de materia prima, mantenimiento de locales, reservas para contingencias?
Al momento de votar piensa, estimado lector, en lo que tendrías que hacer para sostener a tu familia…
No hay comentarios:
Publicar un comentario