martes, 3 de febrero de 2009

BREVE ANALISIS DEL FMLN

EDITORIALES EL DIARIO DE HOY

BREVE ANÁLISIS Aquí el FMLN está convencido de que representa los ideales del pueblo
salvadoreño. Y todo aquel que piensa diferente es un asalariado de la CIA
La izquierda populista siempre confunde tendencias con hechos consumados; elucubraciones con verdades absolutas; deseos con realidades. La confusión viene de tener como punto de partida para el análisis una serie de mitos que se entrelazan para conformar,
más que una ideología (el socialismo revolucionario) una especie
de religión con dioses, profetas y paraísos incluidos.

La madre de todos los mitos es su plena convicción de que el pueblo es un todo homogéneo: sabio, heroico y dispuesto, casi siempre, a derramar “hasta la última gota de sangre” por alcanzar la utopía, es decir, la salvación. El pueblo, “las abnegadas masas”, es en esa concepción una abstracción intangible, que no existe en las historias individuales de Pedro, María o Juan, sino
en los manuales como un concepto elemental del materialismo
histórico, esa teología marxista.
La izquierda comunista, que domina el FMLN, está convencida de que tiene los derechos exclusivos sobre la representación del pueblo. Fuera de esa creencia simple y emotiva, todo es egoísmo, traición y pecado. Blanco y negro. Por ello en sus discursos la emoción corre a
raudales, la lírica desplaza al análisis sereno, los planteamientos políticos se convierten en arenga e insulto y la acción deriva inevitablemente en caos y violencia.
Las imágenes son simples y desgarradoras como en las canciones “Qué triste vive mi gente en las casas de cartón”. Las soluciones alegres y decididas “... a desalambrar, a desalambrar, que la
tierra es tuya, mía y de aquel”. La ternura es el móvil para la acción violenta y el amor por lo abstracto se convierte en el odio por lo tangible.
Es fácil señalar lo obvio, poner el dedo en la llaga y describir el problema. En el caso latinoamericano en general y salvadoreño en particular, no resulta muy difícil hablar de pobreza y de falta de oportunidades. Lo que resulta complejo es encontrar soluciones. Y allí está la debilidad de los planteamientos de los populistas. Todo lo reducen a cosas como “la justa distribución de las riquezas” y a “construir un mundo con justicia social”.
Es decir, aproblemas reales, la propuesta es una consigna.Montados en ese caballo,muchos líderes y partidos de corte populista han llegado al poder político. Pero una vez instalados allí, al no tener en su agenda de soluciones más que frases de denuncia, las cosas se vuelven un fracaso total. Es lo que está ocurriendo en Venezuela, Nicaragua, Bolivia y Ecuador. Lo de Hugo Chávez es de antología. Un pueblo cansado de los mismos partidos de siempre optó por “el cambio”. Por quien supo decirle lo que quería escuchar y le dio su voto de confianza. Las consecuencias son ahora nefastas. El hombre no tenía la másmínima idea sobre cuestiones tan tangibles sobre economía y productividad.
Se dedica a cosas como programas de televisión, apoyar a terroristas y financiar campañas electorales en otros países a punta de petrodólares. Los venezolanos cayeron en la cuenta --bastante tarde por cierto-- del tremendo error cometido en las urnas. Las clases medias que compraron al crédito una ilusión de cambio, están pagando una factura trágica en este momento.
Aquí el FMLN está convencido de que representa los ideales del pueblo salvadoreño. Y todo aquel que piensa diferente es un asalariado de la CIA o del partido de gobierno. Esa convicción ciega los lleva a creerse destinado a llevar al pueblo al paraíso terrenal por huevos o por candelas. Y esa es, precisamente la tragedia que ocurre cuando ese tipo departidos llega al poder. Observen el descarado fraude que montó Daniel Ortega, el hombre que llegó al gobierno con camisa blanca y pidiendo una oportunidad para la paz. El plan de Ortega con el fraude es
lograr la correlación de fuerza suficiente paramanosear la Constitución y perpetuarse en el poder tal como lo están haciendo Chávez, Evo Morales y RafaelCorrea. Estoy seguro que hay quienes quieren eso para El Salvador y por eso van a votar por Funes. Ellos están claros. Nimodo. Pero los que se van a equivocar son aquellos que creen en el falso discurso demoderación del candidato.
Analicen lo que está pasando en los países mencionados. Piensen.

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