Hay una gran ironía en la relación que ha existido por muchos años entre expresión "crisis económica" y el FMLN. La palabra crisis es una de las preferidas del FMLN. Ha abusado de ella por décadas, aplicándola a cualquier dimensión de la situación del país en cualquier momento. Así, según sus miembros, el país ha estado por décadas en una prolongada crisis económica, política, social y de la índole que usted quiera mencionar.
La idea detrás de este abuso de la palabra ha sido atraer votos a través de pintar la situación del país con los colores más negros posibles para culpar al gobierno y a ARENA por dicha situación. La idea no ha funcionado en ninguna de las elecciones presidenciales anteriores en la que el partido ha participado, en gran parte por el abuso mismo de la palabra. En todas esas elecciones, el electorado fue lo suficientemente inteligente como para saber que el país no estaba en una crisis, que muy al contrario había crecido saludablemente, y eligió a cuatro presidentes seguidos de ARENA, todos con proporciones muy altas de los votos. El gritar que hay crisis no causa una y no causa que la gente crea que hay una.
En esos años, la ironía era que las crisis que realmente sucedieron --como las de los años Ochenta en Nicaragua y El Salvador-- fueron causadas directa o indirectamente por el FMLN, sus asociados en otros países o sus colegas en el populismo.
el Producto Interno Bruto (PIB) de Nicaragua y El Salvador cayó bruscamente sólo en tres ocasiones, a fines de los años Setenta y principios de los Ochenta, cuando los sandinistas tomaron el poder en Nicaragua, cuando el FMLN comenzó su guerra y cuando los gobiernos salvadoreños optaron por políticas populistas. La depresión económica subsistió mientras las políticas populistas se siguieron aplicando. En El Salvador, el crecimiento regresó sólo hasta que hubo un cambio de régimen y las políticas populistas se descartaron con la elección del Presidente Alfredo Cristiani en 1989. En Nicaragua, el crecimiento también retornó hasta que los sandinistas se habían ido la primera vez.
Probablemente, en los años de crecimiento que se aprecian de 1990 en adelante en El Salvador, no había nada que deseara más el FMLN que una crisis verdadera, algo que se asemejara a la crisis que sus correligionarios habían generado en Nicaragua, que justificara sus llamados a bajar a ARENA del poder presidencial. Hoy, al fin, se dibuja una crisis de verdad, y no sólo en El Salvador sino en el mundo entero, algo soñado por los ideólogos del FMLN, que según ellos les permite alegar que el capitalismo ha fracasado en todo el mundo, abriendo paso a la revolución de los proletarios. Irónicamente, ahora que una verdadera crisis ha arribado, ella está trabajando en contra del FMLN por la simple razón que dicho partido no puede alinear un equipo de gobierno que el pueblo pueda creer que puede enfrentar la crisis, mientras que ARENA puede alinear no uno sino varios equipos e incluir en ellos no sólo a los miembros del gabinete sino también a los cientos de técnicos que son necesarios para manejar un gobierno.
Los últimos eventos de la campaña han enfatizado esta ventaja de ARENA.
Mientras que el FMLN logró producir sólo un documento de bases programáticas sumamente vago para indicar lo que haría en el gobierno, ARENA produjo un Plan de Gobierno realista y bien calibrado a las necesidades del país. Al ver que el programa de ARENA tenía ideas concretas (como las que llevaron a Norman Quijano a su triunfo en San Salvador), Mauricio Funes salió con ideas que demostraron más palpablemente cuán inferior es la capacidad del FMLN de gobernar sensatamente al país, como la idea genial, ahora ya no mencionada, de que un gobierno de Mauricio Funes compensaría a los recipientes de remesas por cualquier rebaja que experimentaran en ellas.
Con ideas como estas, el pueblo está llegando a confirmar una idea más general: que la llegada del FMLN al poder sería el comienzo de una crisis mucho más profunda que la mundial, generada no por el fracaso del capitalismo o por cualquier otra razón sino por las peregrinas ideas de un gobierno sin capacidad para gobernar.
*Máster en Economía, Northwestern University. Columnista de El Diario de Hoy.
La idea detrás de este abuso de la palabra ha sido atraer votos a través de pintar la situación del país con los colores más negros posibles para culpar al gobierno y a ARENA por dicha situación. La idea no ha funcionado en ninguna de las elecciones presidenciales anteriores en la que el partido ha participado, en gran parte por el abuso mismo de la palabra. En todas esas elecciones, el electorado fue lo suficientemente inteligente como para saber que el país no estaba en una crisis, que muy al contrario había crecido saludablemente, y eligió a cuatro presidentes seguidos de ARENA, todos con proporciones muy altas de los votos. El gritar que hay crisis no causa una y no causa que la gente crea que hay una.
En esos años, la ironía era que las crisis que realmente sucedieron --como las de los años Ochenta en Nicaragua y El Salvador-- fueron causadas directa o indirectamente por el FMLN, sus asociados en otros países o sus colegas en el populismo.
el Producto Interno Bruto (PIB) de Nicaragua y El Salvador cayó bruscamente sólo en tres ocasiones, a fines de los años Setenta y principios de los Ochenta, cuando los sandinistas tomaron el poder en Nicaragua, cuando el FMLN comenzó su guerra y cuando los gobiernos salvadoreños optaron por políticas populistas. La depresión económica subsistió mientras las políticas populistas se siguieron aplicando. En El Salvador, el crecimiento regresó sólo hasta que hubo un cambio de régimen y las políticas populistas se descartaron con la elección del Presidente Alfredo Cristiani en 1989. En Nicaragua, el crecimiento también retornó hasta que los sandinistas se habían ido la primera vez.
Probablemente, en los años de crecimiento que se aprecian de 1990 en adelante en El Salvador, no había nada que deseara más el FMLN que una crisis verdadera, algo que se asemejara a la crisis que sus correligionarios habían generado en Nicaragua, que justificara sus llamados a bajar a ARENA del poder presidencial. Hoy, al fin, se dibuja una crisis de verdad, y no sólo en El Salvador sino en el mundo entero, algo soñado por los ideólogos del FMLN, que según ellos les permite alegar que el capitalismo ha fracasado en todo el mundo, abriendo paso a la revolución de los proletarios. Irónicamente, ahora que una verdadera crisis ha arribado, ella está trabajando en contra del FMLN por la simple razón que dicho partido no puede alinear un equipo de gobierno que el pueblo pueda creer que puede enfrentar la crisis, mientras que ARENA puede alinear no uno sino varios equipos e incluir en ellos no sólo a los miembros del gabinete sino también a los cientos de técnicos que son necesarios para manejar un gobierno.
Los últimos eventos de la campaña han enfatizado esta ventaja de ARENA.
Mientras que el FMLN logró producir sólo un documento de bases programáticas sumamente vago para indicar lo que haría en el gobierno, ARENA produjo un Plan de Gobierno realista y bien calibrado a las necesidades del país. Al ver que el programa de ARENA tenía ideas concretas (como las que llevaron a Norman Quijano a su triunfo en San Salvador), Mauricio Funes salió con ideas que demostraron más palpablemente cuán inferior es la capacidad del FMLN de gobernar sensatamente al país, como la idea genial, ahora ya no mencionada, de que un gobierno de Mauricio Funes compensaría a los recipientes de remesas por cualquier rebaja que experimentaran en ellas.
Con ideas como estas, el pueblo está llegando a confirmar una idea más general: que la llegada del FMLN al poder sería el comienzo de una crisis mucho más profunda que la mundial, generada no por el fracaso del capitalismo o por cualquier otra razón sino por las peregrinas ideas de un gobierno sin capacidad para gobernar.
*Máster en Economía, Northwestern University. Columnista de El Diario de Hoy.
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